A más de 48 horas de la trágica muerte de un buzo de Protexa, asignado a la barcaza-grúa Fénix, Pemex y las mismas compañías petroleras guardan silencio.
De hecho, si no fuera por amigos y familiares del difunto, y publicaciones en páginas especializadas, no se sabría nada del deceso del buzo Paulo César Hernández Espinosa, de 35 años de edad, oriundo y con residencia en Boca del Río, Veracruz.
Paulo habría tenido una muerte terrible al ser “tragado” por las propelas de la barcaza-grúa, cuando se encontraba limpiando el casco, el miércoles 29 de marzo, a las 18:30 horas. La barcaza se encontraba cerca de la boya de recalada de la Terminal Marítima Dos Bocas (TMDB).
Entre los compañeros del difunto, se presume que fue víctima de la falta de mantenimiento a equipos y desinterés por la seguridad y salud de los buzos por parte de los directivos de Permaducto, Alfredo Arrollo y Enrique Dávila. El buzo fallecido estaba contratado por Permaducto, filial de Protexa.
Protexa, de Rodrigo Lobo Morales, es una empresa que debería estar inhabilitada y sin contratos, por sus múltiples irregularidades. Pero que, contrariamente, sigue en boga, gracias a que Pemex, al mando del agrónomo Octavio Romero Oropeza, ha sido indulgente con ella e incluso la consiente.
Cabe destacar que desde que comenzó este sexenio, los accidentes y desgracias en Petróleos Mexicanos se han multiplicado, pero sólo después de que las familias de los muertos y los medios de comunicación lo han dado a conocer, Pemex sale con parcos y escuetos comunicados. Aunque en este caso, ni eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario